La producción aussie, del año 2009 es una de las grandes películas del desconocido cine australiano. El film produce una honda reflexión sobre la amistad, la autoestima, el amor, la sociabilidad y la diversidad funcional. Entre tintes que se mueven por lo dramático, lo cómico y el humor negro es imposible ver esta película de animación en slow-motion y no sentir que algo se mueve dentro de nosotros. Para mas inri, la película está basada en una historia real.

Son contadas las películas que nos dejan con una grata sensación el cuerpo cuando aparecen los títulos de crédito. En los últimos años, diversas producciones de animación de Pixar como Up, Monstruos S.A, Wall-E o Toy Story 1 entre otras han conseguido generar una gran emotividad en sus películas a veces con extraordinarios resultados. Otras veces con recursos más bien facilones. Sin duda Mary & Max ocupa un lugar preeminente entre estas películas de animación que nos sacan la lagrimilla y nos hacen recordar sentimientos que creíamos olvidados.

Una historia entrañable y contada de forma maravillosa. Mary es una niña australiana que comienza una relación de amistad epistolar con un solitario hombre de Nueva York. Aunque la sinopsis nos pueda parecer aburrida luego no lo es para nada. En esta película tan deliciosa lo que les une al principio es su amor común por el chocolate. La musica presente en la obra es preciosa y parece hecha a medida de la película aunque no es un encargo especifico para Mary & Max.

Ver películas en versión original puede añadir realismo a la historia y además nos puede brindar una buena oportunidad para perfeccionar nuestro inglés y apreciar los diferentes acentos presentes en la lengua de Shakespeare según el lugar de procedencia y las peculiaridades de cada personaje. Mary & Max puede servirnos a este propósito. Como aliciente para hacerlo, la voz de uno de los dos protagonistas la pone Philip Seymour Hoffman, gran actor que falleció el año pasado en trágicas circunstancias.

La película es además el primer largometraje de Adam Elliot, profesional de la animación pero que hasta y desde ese momento no había ni ha realizado más largometrajes. Impresiona que tanto el guión como la dirección así como la producción corren por su cuenta. Habrá que seguir más de cerca a este australiano de 44 años de Berwick, Victoria, asentado en Melbourne.  


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