¿Por qué nos cuesta hablar tanto el inglés?, ¿Qué nos diferencia de otros países? Nos pasamos toda nuestra vida estudiándolo pero no lo ponemos en práctica. Ante tales interrogantes conviene no dejar de lado la gramática (a través de la realización de cursos para los perezosos) y la lectura para poder adquirir vocabulario. En cambio, ¿cómo poner esos conocimientos en práctica ante un país en el que se traduce todo lo que nos llega de fuera?

Hace cuatro décadas la dictadura de Franco cerró las fronteras al inglés y se se centró en la protección del español al ultranza ante el temor de la influencia exterior. Quien haya viajado a los países nórdicos europeos o los países bajos se dará cuenta de que en el sur de Europa tenemos un problema arrastrado del pasado.

Finlandia y Holanda son un ejemplo a seguir. Ambos países ven el cine y la televisión en versión original, con excepción de las películas infantiles. Francia, en cambio, decidió distanciarse de España e Italia utilizando un sistema mixto en sus salas de cine: las películas extranjeras se estrenan en versión original subtitulada pero siempre hay unas pocas

copias dobladas al francés.

A diferencia de otros, en España son pocas las opciones. A principios de los 40' Franco aprobó una ley prohibiendo las películas en versión original con el propósito de defender el castellano. Hubo que esperar hasta 1963 para ver en inglés West Side Story. El doblaje se ha enquistado en nuestra sociedad de tal forma que en Inglaterra somos la 'comunidad temporal' de inmigrantes más abundante.

A pesar de que en Alemania y Holanda siguen doblando filmes, ven absolutamente todo en versión original. Lo que les facilita la exposición al idioma y la identificación con sus sonidos desde edades muy tempranas.


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